La invalidación social del pobre.
Si es cierto el parecer que posee nuestro gobierno, el concepto de pobre e indigente no debería utilizarme más. Pero, como todo organismo, su funcionamiento no es 100% completo, y aquellas pequeñas falencias administrativas son los que causan más daño a esta rama de la sociedad. La escasa oportunidad y desarrollo en la rama de la educación, problema eterno, es la causal del no surgimiento del joven humilde y el no rompimiento del círculo o herencia. La poca intervención estatal en la salud, es la que complica el sistema vital de todo ser humano y el desgastamiento más temprano del pobre sin poder optar éste a un trabajo laboral. El poco cuidado moral que coloca el estado dentro del rubro telecomunicacional es la que genera esta cantidad inmensa de depravación y descontrol juvenil. Todo culpa del Estado o del Gobierno. ¿Es así realmente? No.
Si bien acabo de recalcar la poca “humanización” del Estado hacia el pobre, recordemos el punto que trate antes de finalizar mi ensayo. El pobre deja de ser pobre cuando él quiere dejar de serlo. “Querer es poder”. Y la intervención del Estado que muchas veces los medios lo califica de “poco e innecesario” son a veces exagerados y poco ciertos. Pero, si analizamos mucho, los organismos gubernamentales, como son sociedad, también caen en la sociedad discriminante del pobre, consciente o inconscientemente. Vemos muchos casos en que el Estado se burla del pobre. La mala condición de las casas que ofrecen a los campamentos, o la salud de “calidad” que aparenta serlo durante un par de días, o la educación, también de calidad, que debería romper la brecha socioeconómica no da correctamente sus frutos, y a veces, muchos prefieren lo antiguo o el “antes de”. Pero la balanza también se inclina al pobre, y es en esta parte es donde el pobre debe ser ayudado correctamente y no taparlo de la opinión social. La oportuna información, el correcto pensar y la verdadera forma de cómo aprovechar estas oportunidades son los medios exactos y carentes que el pobre necesita. Ayudarlo a entender como es el mundo y como aprovechar las “oportunidades” que le ofrecen y como sacarle los correctos frutos a la situación sin “caer en el abuso”, es lo que le falta entender y practicar al Gobierno, para que su accionar o sus obras no caigan en el estereotipo del error y de falencia administrativa.
Pero, hasta el día de hoy, aún el Gobierno utiliza al pobre como una forma de adquirir los votos necesarios para mantenerse en la olla del tesoro gubernamental.
Buscando la Integridad Humana con Dios
julio 27, 2008
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