Buscando la Integridad Humana con Dios

abril 10, 2009

El comportamiento humano mediante un enfoque económico ¿Es Rentable?


Se me pide explicar o ver si es conveniente o aceptable que el comportamiento humano pueda tener un enfoque económico que explique el porqué de sus acciones o decisiones. ¿Lo será?

Para entender de lo que se habla de enfoque, debemos entender con primicia y sin ambigüedad lo que entendemos por Economía; y cómo este concepto puede, de cierta forma, cuantificar y cualificar el comportamiento diario del hombre.
La paradoja sustancial a esta definición radica en el campo al cuál se le atribuye la Economía. Si bien es cierto, el mundo económico en el cuál se encierra este concepto no pasa ser más que un conjunto arbitrario de números y de proporciones matemáticas relativos a los precios y a la demanda, y se escapa generalmente la idea original de donde nace estas cantidades numéricas tan usuales, y que, expresa con demasía, a la definición más general de todo economista que rescata muy bien Becker que es: “(La Economía es) La asignación de recursos escasos susceptibles a usos alternativos.”
Lo que entendemos usualmente como la “asignación de recursos escasos” es que existen personas que poseen el control usualmente de algunos de los bienes y servicios que utiliza el ser humano cotidianamente como el pan o el agua. Esto implica que la sociedad podría reinterpretarse como una interdependencia económica entre los hombres. Pero, escapando de un posible enfoque sociológico de este reinterpretación, puede subrayarse el hecho que la interdependencia que logra formarse es necesario para el buen comportamiento del hombre con respecto al otro cuando tratamos de satisfacer nuestras necesidades básicas y esenciales.
Siguiendo con esta línea, ¿Puede la Economía explicar sin caer en la metodología matemática característica del porqué, por ejemplo, un hombre desea suicidarse, si ya existe un enfoque anterior de corte psicológico que puede explicar esta acción? Para un análisis simple, esto suena absurdo y un rotundo no. Cualquiera se tomaría la molestia de reírse de un economista que tratase de formular una respuesta y decirle: “¿Acaso Pablo se tiró de la pasarela en Vespucio por que subió el pan y no tenía como comprarlo?”. En ese caso, el economista puede, siendo un poco paciente con la persona, decirle: “No, porque es ridículo si lo expone en ese sentido, sin embargo, puede deberse a más que un simple factor psicológico o emocional; quizás la economía en su casa estaba pésima y no tenía forma de cómo solventar los problemas. O quizás no había alternativas suficientes para superar los problemas de su hogar.”
El Economista, mediante su enfoque, expone la lógica de cómo operan las cosas bajos ciertos parámetros y nos dice “como funciona las cosas y qué podría llegar a suceder al cambiarlas” . Esto implica que no tiende a suprimir otros enfoques, totalmente válidos, para explicar situaciones cotidianas o extremas, como en este caso, en el comportamiento humano (porque existe parámetros no económicos dentro del comportamiento y que el economista necesita para plantear la lógica); sino, que tiende a complementar su análisis, ya que “los economistas observan el mundo, ven patrones sociales ocultos, patrones que se vuelven evidentes sólo cuando centramos nuestra atención en los procesos sociales subyacentes (...) (por eso) los economistas eligen centrarse en ciertos aspectos, (…) (y no) el sistema en su totalidad”
Por eso se concluye, de aquella interdependencia económica definida en un comienzo, sin caer en el absurdo, que la economía, a través de su enfoque económico, “es capaz de integrar una gama muy amplia de comportamientos humanos.” . Comportamientos de carácter social, político, e incluso científicos se puede considerar, a parte de sus estudios respectivos (La sociología, la política y las ciencias biológicas matemáticas) parte de la Economía como ciencia y no como una rama adyacente a las matemáticas.
Pero no se debe dudar de la existencia de su campo plenamente “matemático”, porque es parte de la esencia de la Economía. El comportamiento del mercado, la escasez, el comercio, los tratados, las oportunidades, los costes, etc. son parte necesaria también en el mundo económico.
Sin embargo, es importante rescatar el hecho de que la flexibilidad lógica de la Economía, aunque sea capaz de explicar muchas conductas humanas, no siempre es “útil” o “propicio” explicar ciertos comportamientos, ya que las técnicas y las definiciones de la mayor parte de éstos no nacen de la Economía, sino que nacen de otras ciencias sociales que obtienen “el poder” de explicar de mejor manera que la Economía los rasgos y tendencias de estos comportamientos, sin embargo, como hemos introducido, no le cierra las puertas a la Economía para dejar su enfoque con respecto a estos.
Entonces, el abuso de “este poder” que posee la Economía de explicar y entender las conductas humanas; o transformar una conducta en un asunto plenamente económico produce la desvirtualización de éste y se convierte en un objeto de errores que pueden traer graves consecuencias dentro de la sociedad, como por ejemplo, la formación del comunismo a través del enfoque económico que se le hacía a la política de clases sociales por Carl Marx, generó durante los años 20 grotescas matanzas en aquellos países que adquirieron este sistema de gobierno “economizado” (Uno de los países más representativos es Rusia.)
Por ello, para concluir, es importante reconocer que el enfoque económico nos permite obtener de manera lógica la forma de la conducta humana y predecir, en un cierto grado, lo que ocurriría si esto cambiara; aceptando y complementando con este los otros enfoques posibles a las situaciones correspondientes otorgadas por las otras ciencias sociales. Nunca hacer que este enfoque sea predominante, sino que sirva de forma adecuada a la visión contemporánea en un mundo donde la economía de mercado establece una interdependencia entre los seres humanos y, nos permite, establecer de mejor manera y maximizar la utilidad de los bienes y servicios que se nos ofrece diariamente, y maximizar el bien humano.