Buscando la Integridad Humana con Dios

junio 30, 2008

Mimo III

"Dos personas en uno buscan expresarse en gestos sencillos"

Mimo II

"Encerrado en franjas buscaba en gestos liberar su dolor"

Abierto

Abierto habitas en tu vida
abierto sonries al mundo
abierto corres a los brazos de tu juventud
¿Qué pasará si todo se te cierra?

Cerrado lloras amargamente en tu soledad
cerrado cruzas el desiertoso amor aislado
cerrado cortas con tus tijeras las rosas de tu corazon
¿Qué pasará si todo se vuelve abrir?

Nada...
Ya que para ese entonces estarás muerto.

Mimo

"Viendo atentamente tus movimientos sin sentido, comprendía que esa era la forma de como te ganas la vida... sin decir nada y guardandote en tí aquel dolor, formas con tu cuerpo tu caja de Pandora"

junio 20, 2008

Antes que nada. Parte III.

La Televisión, la cultura accesible del pobre.

Y ciertamente, los medios de comunicación, en especial la televisión, ha formado la cultura y el único medio en el cuál el humilde aprende sobre la vida. Los padres de un joven humilde le enseñan valores sólo si ellos tienen esos valores, le platican sobre que debe salir del estado en el cuál viven; o a veces, sucede del caso en el que los padres no forman ningún lazo con sus hijos, por miedo, por rabia, eso depende de cada padre.

La televisión enseña al pobre tres cosas, que las he sacado como conclusión:

1. La manera más fácil de conseguir dinero.
2. La manera más fácil de tener mujer (u hombre sea el caso), y
3. El más terrible y engañoso, ilusionarlos con vidas que quizás ellos no podrán tener.

Referente al punto tres daré referencia ahora.
¿Te has dado cuenta lector, que lamentablemente muchos humildes se sumergen en la idea de una vida de lujo y riqueza sin serlo? Si tu respuesta es sí, te puedes saltar la explicación, si es no, te pido que leas mi respuesta.
Muchas casas de poblaciones humildes prefieren sacar más de mil ochocientos tantos cuotas en una tarjeta para un televisor plasma, o un computador de último modelo con internet (Acuérdese que dije que hablaré sin una división de la pobreza explicado en El Pobre de Hoy.) Es gracioso a veces pasar por Avenida lo Ovalle acá en Santiago y ver casas de maderas, como si apenas se mantuviesen, con antenas de telefónica supuestamente de internet o televisión por cable. Pero, lector, aunque lo que acabo de exponer sea una contradicción con mi punto anterior, le digo que no lo es. Ya que, mirándolo en un punto de vista práctico, es de cierta manera correcto que la familia se dé un poco de “autoestima” y pueda sentirse parte de la sociedad adquiriendo instrumentos que cada vez se hace más indispensable. Pero eso no significa tampoco que deba arriesgarse a aparentar frente al otro su adquisitivo. Démonos cuenta en el detalle de la televisión como factor atractivo en este asunto.

Spots publicitarios que caen como lluvia torrencial en la mente del humilde, influencias publicitarias que convencen a la gente de que la adquisición de un producto les cambiará la vida en un chasquido de dedos; o las irresistibles ofertas que ofrece una casa comercial con sus tarjetas de crédito. Todo eso conjunto a la expectativa del humilde de salir de su agujero emocional y social; hace que estos “bombazos culturales” le sean la última escapada, su última manera de salir adelante.

Otro tipo de influencia que puede efectuar nuestra querida y ponderada “caja cuadrada” (mejor dicho “caja plana”) es sobre los jóvenes referente a la moda y el estilo de vida que deben llevar. Un joven, desamparado y aislado automáticamente por su condición de humilde, busca una identidad que lo ayude a salir del agujero emocional en que vive y sentirse acogido y aceptado por la gente, o entre sus mismos pares. La televisión, en su gama de colores provee una gama de propuestas de identidad al joven, hacerlos escoger un tipo de moda que le sea más adecuado y con ella, de cierta manera, los ayude a conseguir más fácilmente lo que desean. Este tecnicismo logra invaluablemente en el joven la adhesión completa a la televisión. Y en muchos casos, el humilde asimila este aparato como la única fuente cultural o desarrollo moral. Si estudiásemos en la actualidad los distintos programas que se muestran en la televisión, en los múltiples horarios de sintonía, podemos ver los tipos de enseñanzas que les plasma en la mentalidad de los jóvenes y en los adultos.

La Agresividad como barrera.


Pero, como una solución aleatoria a este sufrimiento innecesario del pobre, se busca en la agresividad y la brutalidad una forma de sobrellevar su dolor. Conforman dentro de su obrar la ira, su única descarga válida del aquel dolor que comúnmente deben llevar sobre sus hombros. Y es en esto, donde la sociedad ataca más al humilde y lo aísla más.
Poniendo un ejemplo más que válido. El típico “flaite”. Si analizamos este estereotipo, nos daremos cuenta de un sinnúmero de características que avalan mi parecer a lo dicho en el párrafo anterior. Su forma agresiva, prepotente, de imponer respeto y en ocasiones, imponer el miedo; son algunas de las formas en la cual relaciona la sociedad al pobre en general. Además de relacionar al flaite con un ladrón, o un violador, o un “estorbo” social, hace que la mayoría de los jóvenes humildes caigan bajo ese aspecto y no puedan surgir del estado social en cual vive. Pero, debemos decir que no todos los “flaites” son así; de cierta manera, si llegásemos un día a oírlos, a escucharlos de corazón y ponernos en su lugar, nos daremos cuenta de su largo historial personal que incumbe temas como padres maltratadores, madres prostitutas, hermanos ladrones, o familiares violadores y/o drogadictos, y además, y si tenemos la oportunidad, podríamos escuchar sus sueños, sus anhelos, su ideal para el futuro y como de cierta forma la sociedad le pone un pie o les cierra la puerta en forma rotunda.

Pero lamentablemente, muchos de estos flaites se ciegan tanto en su ira y frustración, que se les pierde en sus corazones la fe en el progreso o en una opción para sobrevivir mejor que sus padres, y se sumergen en las carreras más fáciles que son la drogadicción y el raterismo. Y de esta actitud nace principalmente el juicio social contra ellos.

Fin de la carta número 7.
Próximo capítulo: Los pobres del ayer, del hoy y del mañana

junio 03, 2008

Antes que nada. Parte II

La Pobreza como un círculo inextinguible e inacabable.

Mediante estudios sociales han demostrado que muchos pobres en nuestra actualidad pertenecen a este estamento social, ya que sus padres fueron pobres. Es decir, que la pobreza de los padres surge como una herencia para sus hijos. Pero ¿Esa herencia es voluntaria?
El deseo de cualquier padres es que su hijo surja del “hoyo” en el cuál vive, pero las condiciones económicas y sociales en que ellos viven, escasean la posibilidad de que éste pueda surgir en relación a otro de un status económico más aceptable. La educación tan restringida, la cultura tan reservada y el aislamiento social dificultan a cualquier joven el posible “conducto de salida”. Sin embargo, la cultura “globalizada” ofrece a este joven y a muchos más que viven en la desolación la oportunidad de emerger, pero por un rubro más accesible, que es mediante la venta de drogas, el robo armado, etc. Incluso, muchos padres prefieren que sus hijos sigan el mismo rumbo que ellos han seguido en su vida. Por ejemplo, se ha comprobado mediante muchos estudios (que en este ensayo, por falta de documentación, no puedo comprobarlo fehacientemente) que un joven es drogadicto ya que sus padres, uno o ambos, han pasado o se mantienen por el arduo terreno de la drogadicción (Vemos en los casos de la pobreza, ya que por experiencia propia he comprobado que esto no se ve en la sociedad de status superior.)
Pero veamos esta actitud. Si tu hijo no puede progresar ya que la educación municipal es de baja calidad, la cultura te es restringida, y la sociedad de alguna manera te reprime, entonces, como padre, si vez que tu subsistencia mediante el medio con el cuál sobrevives es como el más estable si mantienes cierta precaución (Robo, venta ilegal, etc.), preferirás que futuramente viviera de lo que tú vives en la actualidad, en vez de verlo en la calle sufriendo (aunque tomando el otro camino, uno igual sufre.)
He hablado sobre la represión de nuestra sociedad a la gente pobre, pero de qué hablo específicamente.

La Gente Reprimida, la gente abnegada del derecho natural.

Nuestra sociedad se ha ido confeccionado a través de modelos económicos-social-políticos de países con un desarrollo más que aceptable, pero eso no implica necesariamente que haya un desarrollo en la calidad de vida de la gente. Mientras crece la economía, más se establece un estancamiento social; es decir, mientras el país se desarrolla económicamente, los pobres se vuelven más pobres, los ricos más ricos y los de clase media fluctúa en ser de mayor o menor status. Esto significa que el impedimento y la barrera que separa al pobre con el mundo se hace más denso para traspasarlo y más difícil de romperlo.
Es cotidiano ver a gente que mira con cierto desdeño al pobre que sube a la locomoción colectiva con ropa añeja por el tiempo y el trabajo; a la señora sin higiene pero humilde de corazón tratando de comprar algo para alimentar a su familia mientras, en ocasiones, sufre la discriminación del guardia de turno o de la misma gente que la rodea; o del joven estudiante que, con la ropa rota y los pocos útiles escolares que posee, soporta las burlas de sus compañeros y le impide psicológicamente tratar de aprender algo de lo que le enseña su maestro(a.) aunque, una manera u otra, los conocimientos que para los otros es poco, para aquél es suficiente y mucho.
Los medios de comunicación han favorecido esta discriminación casi natural del hombre frente al otro. La generalización que emplea frente al pobre en los noticieros, o en los programas de onda, hace que el señor televidente o auditor conscientemente asimile los rasgos adquiridos y los emplee frente al débil.


Fin de la carta número 6.

junio 02, 2008

Antes que nada, el pobre. Parte I

Antes que todo, el pobre.
Por Francisco Javier.

Introducción:

Me tomaré un par de días, donde dejaré mis estudios universitarios a un lado oculto de mi conciencia, para ver más allá y contemplar, como dice el Padre Pablo Walker SJ en su artículo en la Revista Mensaje del mes Marzo-Abril 2008, “la otra belleza (de la sociedad y del pobre)”.

Durante la estadía acá en Santiago de Chile, he contemplado ciegamente el caminar de aquellos que no tienen la oportunidad de surgir como lo he estado haciendo yo. A veces, no me percato del sufrimiento de aquél o el abandono de ella, ya que los medios de comunicación se han encargado explícitamente de tapar, moldear y generalizar al pobre. Tacharlos de ladrones, de estafadores, drogadictos, alcohólicos, violadores; actualmente ludópatas y/o genocidas es algo que la sociedad lo ha adaptado como una regla, es decir, que una persona pobre ES Y DEBE SER alguno de estas clasificaciones o más. Si una persona al decirse pobre no se representa con ninguno de las clasificaciones anteriores, entonces no es pobre.

¿Pobre = Sin dinero?

Desde la antigüedad, el ser pobre se define como aquellas personas que no poseen los medios económicos suficientes para subsistir individualmente como persona. Esto, en ocasiones, los obliga a entregar su libertad a cambio de comida a los nobles; transformándose así en siervos (del latín servus, esclavo.) Siempre ubicados en el último peldaño de una sociedad jerárquica, estos cumplían labores que en ocasiones “deben realizar prestaciones personales a veces humillantes, y podían sufrir castigos corporales (por parte de su señor.)” 1. En muchas partes de la Europa Medieval, ha habido reformas que, de cierta manera, ha favorecido la dependencia del pobre a su señor, “Los criterios de servidumbre fueron cambiando (…) (aplicándose) un serie de derechos (al Señor), entre ellos, el “derecho de maltratar”.”2 Ya dentro de este punto, sin dar tanta referencia a esta época, podemos indicar que el pobre se define como aquél que entrega su libertad a cambio de SU SUBSISTENCIA (Este punto le daremos más énfasis a continuación). Bajo esas condiciones abruptas pero comunes para aquella época, nos ponemos a pensar en el hecho actual de nuestros pobres; aquellos VERDADEROS POBRES que viven en nuestro país.

El Pobre de Hoy.
En Chile, la rama social de la pobreza se divide en dos:
1.- Pobres.
2.- Indigentes.
Tanto el uno como el otro posee factores que los asemejan y otros que no (como por ejemplo, la gravedad de sus subsistencia.) Pero, por el tema que quiero detallar, esta diferenciación entre pobre e indigente no existe.

Es increíble ver dentro de tu ciudad o de tu barrio, la diferenciación de clases sociales. Ver como ciertas partes viven gente de atributos económicos abundantes con terrenos mayoritariamente mayores a la media nacional, mientras que en el otro sector, vive gente en casas fabricadas con cartón, e incluso, con su propia ropa. Este simple hecho de separación social nos traduce a una primera instancia de discriminación y aislamiento al pobre.
El aislamiento obligado de un ser humano debería calificarse como un crimen de orden mayor. Desamparar a alguien que te necesita es, en ocasiones y en visión de nuestro mundo globalizado, algo tan común como comprar pan a la vuelta de tu casa. Una persona, al sentirse aislada, comienza un proceso psicológico de cierta manera traumático, confiriendo a éste un estado de soledad tan grande que conlleva fácilmente al suicidio.
En muchos ámbitos esta discriminación y aislamiento de la sociedad al pobre se expresa en los colegios, en el trabajo, en la vida cotidiana. La crianza de muchos padres obliga a sus hijos a entender al pobre como un ser que no se le debería tener compasión ya que fue el mismo pobre que prefirió estar en esa condición.
¿Pero realmente es así?

Fin de la carta número 5.